NEW YORK.-El asesinato de un niño siempre es una tragedia. Si además el pequeño tiene solo un año y recibe un disparo en la cabeza mientras pasea en su carrito, la historia se vuelve terrible, llegando normalmente a conmocionar a una opinión pública que no entiende lo que ha ocurrido ni por qué.
Ese es exactamente el caso de Antiq Hennis, un precioso niño de esa edad que desgraciadamente murió la noche del domingo en una calle de Brooklyn, Nueva York.
Los investigadores creen que el objetivo de los atacantes era el padre del pequeño, Anthony Hennis de 21 años, con antecedentes penales y que se está mostrando muy poco colaborador con las autoridades.
Todo ocurrió muy rápido. Hennis acababa de recoger al niño de casa de la madre y se dirigía a visitar a su abuela, Lenore Steele. Había puesto al pequeño en el carrito y lo empujaba por una calle del barrio de Brownsville cuando tuvieron lugar los disparos. Sobresaltada, Steele vio que su nieto corría hacia ella gritando que el pequeño había sido tiroteado.
“Cayó en el suelo y dijo ‘han disparado a mi bebé, han disparado a mi bebé abuela’. Era un precioso niñito que sonreía y hablaba a todo el mundo”, manifestó la compungida bisabuela rodeada de las autoridades.
A la espera de que la investigación arroje nuevas evidencias sobre qué pasó, las reacciones de la sociedad neoyorkina no se han hecho esperar. Sorpresa, indignación y pena son algunas de las más frecuentes en una muerte que aún nadie se explica.
El alcalde de la ciudad Michael Bloomberg que confesó que este asesinato “era una tragedia para la familia, para esta comunidad y para la ciudad entera”.
Brownsville, situado en el centro de Brooklyn,tiene el doble de pobreza que el promedio de la ciudad. A pesar de que los asesinatos y tiroteos se han reducido en el último año en Nueva York (un 26% menos), en el distrito de la comisaría de este peligroso barrio ya han ocurrido 7 asesinatos.
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