sábado, 3 de agosto de 2013

Corrupción en Santiago, los protegidos por la impunidad y el olvido

SANTIAGO, República Dominicana.-Santiago de los Caballeros, la segunda ciudad, por sus aportes a la economía (16% del PIB, según los técnicos) y a la cultura, no ha estado ajena a un grave problema social y político que sufre la República Dominicana desde su fundación: la corrupción que enriquece a personeros de los sectores público y privado, amparados en la impunidad.

En una revisión llevada a cabo por reporteros de Acento.com.do salta a la vista que en los últimos 20 años se registra una larga lista de casos de corrupción. Muy pocos han sido llevados hasta el Ministerio Público, menos han terminado en la justicia, y prácticamente ningún imputado ha resultado condenado y castigado.

En síntesis, quienes han sido protagonistas de hechos de corrupción o denunciados y acusados como tales han gozado de la impunidad que otorga el poder político o económico, y al final todo ha quedado en el silencio y en el olvido.

Los tres partidos que se han repartido el poder desde la caída de la tiranía se libran de este lastre. Como en todo el país, Santiago ha sufrido a los corruptos reformistas, perredeístas y peledeístas, los tres con sus aliados.

A continuación, algunos de los casos más sonados en el período citado:

Ayuntamiento reformista

José Enrique Sued Sem, que ha ocupado el cargo de alcalde o síndico de Santiago en tres ocasiones, ha declarado que la soledad del poder le causa tristeza. Fue entrevistado hace un año en la DPCA (Procuraduría de Persecución de la Corrupción Administrativa), por la presunta malversación de RD$ 600 millones. El dirigente reformista ha sido sometido a la justicia, junto a otros funcionarios de sus administraciones, familiares, contratistas, colaboradores  y amigos cercanos. El periodista Esteban Rosario, en su libro, “La corrupción en los Ayuntamientos de Santiago”, afirma que el robo del dinero de los ciudadanos santiaguenses alcanzó más de RD$ 1, 000.00 millones durante la gestión de Sued Sem. Esta afirmación no ha sido categóricamente desmentida.