miércoles, 31 de julio de 2013

Drogados ocupan espacios en Santiago

c95a8d673b3c1a5c5646df29bd0c205c_300x226Santiago.  Las aceras, rincones de parques o plazas recreativas, son aprovechados por los consumidores de drogas, un problema que preocupa a la sociedad en general.Y es que la proliferación de los llamados piperos, huele cemento y adictos al crack, son cada vez más visibles en las calles y avenidas de este municipio. Durante un recorrido hecho por reporteros de elCaribe, constató cómo los adictos consumen distintos tipos de drogas a plena luz del día.
De un problema que en principio tocaba mayormente a niños, ahora se ve disputada por los adultos, una gran parte mujeres, que pernoctan con sus niños debajo del elevado de la avenida Juan Pablo esquina Estrella Sadhalá, en el parque Hermanas Mirabal.
“Aquí ya eso es normal, usted los ve a plena luz del día, como usan sus vicios y luego se acuestan entre la hierba, en las aceras de cemento, o tapados con cartones”, expresó Ramón González, residente en Cuesta Colorada.
Crece adicción
González dijo que cada noche en la rotonda del ensanche Libertad  se ven hasta diez y quince consumidores de cemento. Uno de los casos de adictos que deambulan por las calles es el del periodista Carlos Cepeda, quien es visto mendigando próximo al Palacio de Justicia. En la avenida Las Carreras, con calle San Luis, en la 30 de Marzo y en el casco urbano, se observan personas de todas las edades adictos al cemento y a otras drogas.
“Ya uno no sabe si pueden ser gentes que se dedican a dormir de día y robar en las noches, ninguna autoridad hace nada”, refiere Maritza Gómez. A esa realidad se agrega una gran cantidad de enfermos mentales, algunos con carácter violento, que pululan por las calles del municipio. El psiquiatra Ramón Rodríguez advierte que esto puede tornarse un problema social por su comportamiento agresivo.
Casas abandonadas son refugios de adictos
Además de las calles y avenidas, solares baldíos,  las casas que han sido abandonadas por sus propietarios, en el centro de la ciudad de Santiago, se han convertido en refugios de enajenados mentales y utilizadas además por consumidores de estupefacientes, lo que preocupa a vecinos del entorno, quienes pidieron la intervención de las autoridades para corregir esa situación.