SANTO DOMINGO, República Dominicana. Carlos González había notado que había cada vez más sillas vacías y poco movimiento en las máquinas tragamonedas del casino de Puerto Rico donde trabajaba y le daba vueltas la cabeza la oferta de trabajo que tenía en la República Dominicana.
Era el 2013 y la economía de Puerto Rico llevaba diez años de deterioro. González no lo sabía por entonces, pero el otrora popular casino donde trabajaba como gerente de márketing cerraría pronto.
Pensó en su familia, en sus amigos y en las razones por las que había regresado a Puerto Rico después de vivir 20 años en Nueva Jersey, Estados Unidos. Le tomó varios meses decidirse. “No es fácil dejar tu tierra”, expresó. Pero al final lo hizo.
“Jamás me lo imaginé. ¡Jamás!”, comentó entre risas. “Yo mismo me lo pregunté dos mil veces si de verdad iba a vivir en República Dominicana. Diría que estaba loco”.
El desplazamiento de gente a través de los 129 kilómetros (80 millas) de aguas agitadas que separan a Puerto Rico y la Dominicana fue en un solo sentido por más de medio siglo: de la Dominicana hacia Puerto Rico. Pero la profunda crisis económica por la que atraviesa Puerto Rico ha revertido la tendencia y cada vez más puertorriqueños abrumados por problemas económicos van al país vecino para abrir negocios y escaparle al caos, que está ahuyentando incluso a muchos inmigrantes dominicanos.
Las autoridades dicen que es difícil calcular exactamente cuántos puertorriqueños se han ido a la Dominicana en años recientes porque se los cataloga como estadounidenses, en vista de que la isla es un estado libre asociado de Estados Unidos. Pero es innegable que muchos se están yendo.
“Antes era muy raro que el puertorriqueño pasara a buscar visa de trabajo”, expresó Franklin Grullón, cónsul dominicano en San Juan. “Ha habido en todos los renglones un aumento. Entendemos que ese flujo seguirá aumentando”.
La mayoría de los puertorriqueños que buscan visa son jóvenes o estudiantes de mediana edad y muchos piden permiso para trabajar en el sector turístico porque hablan inglés y les resulta relativamente fácil conseguir trabajo en ese sector, según Grullón. Les atrae la robusta economía dominicana, que en el 2015 creció a un ritmo del 7% por segundo año consecutivo, lo que la hizo la más pujante de América Latina y el Caribe. El gobierno atribuye el buen desempeño económico a los sectores bancario, de turismo y construcción. El año pasado la República Dominicana recibió 5,6 millones de turistas, una cantidad sin precedentes, según cifras oficiales.
También se van a la República Dominicana muchos profesionales, incluidos arquitectos e ingenieros, para aprovechar el boom en la construcción, de acuerdo con Germán Monroig, director ejecutivo de la oficina de asuntos puertorriqueños.
“Los últimos dos años han habido considerables cambios”, manifestó.
A los profesionales les cuesta mucho encontrar trabajos estables en Puerto Rico, una isla de 3,5 millones de habitantes, cuya economía está estancada desde hace nueve años y que tiene una tasa de desempleo del 12% y una deuda pública de 72.000 millones de dólares que según el gobernador de Puerto Rico es imposible pagar y debe ser reestructurada. Aproximadamente una tercera parte de los puertorriqueños nativos viven hoy en Estados Unidos tras escaparle a la suba de impuestos y de las facturas por los servicios públicos, combinada con una falta de oportunidades.
“Puerto Rico se puso muy, muy difícil para el sector de los casinos”, comentó González, quien tiene 48 años. “Me fui a tiempo. Todos mis amigos me decían que lo mejor que hice fue irme, que Puerto Rico está demente”.