PARÍS.- Dos hermanos se convirtieron el jueves en los hombres más buscados de Francia, sospechosos del asalto a la oficina de un periódico en el que murieron una docena de personas y que conmocionó al país y a buena parte del mundo.
Mientras la tensión continuaba en París, las autoridades francesas buscaban el jueves a los hermanos fuertemente armados que se temía pudieran volver a atacar.
El primer ministro francés anunció que se habían realizado varias detenciones durante la noche y que la posibilidad de un nuevo ataque "es nuestra principal preocupación", mientras el país comenzaba un día de duelo nacional.
El máximo responsable de seguridad del país salió de una reunión de alto nivel tras apenas 10 minutos, para acudir al lugar de un tiroteo en la zona sur de la ciudad, en el que murió una agente de policía. El agresor permanecía prófugo, y no estaba claro que el suceso estuviera relacionado con el atentado del miércoles sobre el semanario parisino Charlie Hebdo. Entre los 12 muertos de ese ataque había dos policías.
El primer ministro francés, Manuel Valls, dijo que los dos sospechosos aún prófugos tras el atentado contra la revista -Cherif Kouachi, de 32 años, y su hermano de 34 años, Said Kouachi- eran conocidos de los servicios de inteligencia e impedirles llevar a cabo otro ataque "es nuestra principal preocupación".
Cherif Kouachi, de 32 años, y Said Kouachi, de 34, se convirtieron en el objeto de una enorme operación de búsqueda tras los asesinatos del miércoles en las oficinas de Charlie Hebdo en París.
El menor de los Kouachi fue condenado a 18 meses de prisión en 2008 tras intentar marcharse para unirse a combatientes islámicos en Irak.
Periodistas de la Associated Press que cubrieron el juicio, que desveló una trama de reclutamiento en un barrio trabajador y multicultural del nordeste de París para librar una guerra santa islámica, recordaban al acusado como un joven delgado que parecía muy nervioso ante el tribunal.
El abogado de Cherif Kouachi dijo entonces que su cliente se había juntado con malas compañías y estaba sobrepasado por la situación.
Durante el juicio se dijo que Kouachi había recibido sólo formación mínima de combate, saliendo a correr para ponerse en forma y aprendiendo cómo funciona un rifle automático Kalashnikov estudiando un esquema. El ex repartidor de pizzas fue descrito como un guerrero reacio, aliviado de que agentes de contraespionaje franceses le hubieran impedido tomar un vuelo con destino a Siria que en último término debía haberle puesto camino del campo de batalla en Irak.
Sin embargo, la prisión cambió a su antiguo cliente, dijo el abogado Vincent Ollivier al periódico Le Parisien en un artículo publicado el jueves. Cherif Kouachi se volvio hosco e introvertido y empezó a dejarse barba, dijo el abogado. El tiempo que pasó en prisión, señaló Ollivier, podría haberle convertido en una bomba de relojería.
Se sabe menos del hermano mayor, pero el primer ministro francés, Manuel Valls, dijo el jueves a una emisora francesa de radio que los dos hermanos eran conocidos de los servicios de inteligencia y probablemente se les había seguido antes del atentado contra el semanario Charlie Hebdo.
Un tercer sospechoso identificado por las autoridades francesas en el ataque, en el que 12 personas resultaron heridas, se entregó.
Hay mucho temor en Francia y en otras partes de Europa de que los yihadis entrenados en la guerra puedan protagonizar ataques en casa. El francés sospechoso de un ataque letal contra un museo judío en Bélgica había regresado tras luchar con extremistas en Siria, y el hombre que en 2012 mató a tres soldados y cuatro civiles en una escuela judía en Toulouse recibió formación paramilitar en Pakistán.
Francia ha sido golpeada directamente en el corazón de su capital, en un lugar donde el espíritu de libertad -y por tanto de resistencia- respira libremente ", dijo el presidente François Hollande el jueves. El ataque tuvo lugar casi a medio camino entre la Bastilla y la enorme plaza de la República.
A mediodía del jueves, el metro de PARÍS se detuvo y la gente reunida en homenaje cerca de la catedral de Notre Dame guardó silencio en memoria de las víctimas del atentado.