“No me agrada esta calma, este silencio muerto, sin carne, puro hueso”, es una frase de Oliverio Girondo.
Traigo la frase introductoria por la sospechosa calma que se vive por los predios del baloncesto de Santiago.
Después que el árbitro Fiba Robinson Aracena hizo serias denuncias sobre la Asociación de Baloncesto de Santiago (ABASACA), se alborotó la cancha.
La directiva que comenda Marcos Salcé se replegó y buscó refugio en el presidente del Sameji Miguel Balaguer.
Luego pasamos a una especie de “España Boba” donde los ímpetus se han calmados.
Podrían Aracena y Balaguer estar preparando sus ofensivas para el próximo asalto.
Aracena podría salir perjudicado de su oficio árbitro Fiba, donde es uno de los mejores del área, pero debe de haber ponderado lo pros y contra antes de las denuncias, no aspiraciones que hizo.
Balaguer podría ser víctima del efecto dominó y armársele una rebelión en el club Sameji, exigiendo ser medido con la misma vara.
Esto podría hacer reflexionar al sagaz dirigente samejiano y seguir con su comercialización del Torneo Superior, donde no le va mal.
Frases como, clubes fantasmas, clubes de sellos gomígrafos, tenemos 35 de 40, a esos dirigentes no los conoce nadie, dominan el debate en torno a Abasaca.
Mientras un “Dream Team” de dirigente de carne y huesos, conformado por Rodolfo Sánchez, Vicente Contreras, Eddy Almonte, Julio Reyes y Mario (Neno) Robles, se adhieren a la propuesta de Aracena.
Balaguer tiene el poder económico como comercializador, Aracena tiene el pito para condenar faltas. ¡Pitaste!
Por Tuto Tavarez
