martes, 14 de junio de 2016

23 de los 49 asesinados en la matanza de Orlando eran puertorriqueños.


Casi la mitad de las personas asesinadas en un club nocturno de Orlando eran puertorriqueñas, dijo el martes el secretario de Justicia de la isla César Miranda, una síntesis de la conmoción para la comunidad homosexual del territorio y la sociedad en su conjunto.

Miranda señaló que de las 49 personas asesinadas, 23 eran puertorriqueñas, aunque no estaba claro de inmediato cuántas de ellas nacieron en la parte continental de Estados Unidos de padres puertorriqueños y cuántas se habían mudado desde el territorio.    

"Ante dicha pérdida, vengo obligado a reflexionar sobre todas las problemáticas sociales que convergen para facilitar esta matanza: la intolerancia en cuanto a preferencias de género, la discriminación contra los latinoamericanos en los Estados Unidos y el amplio acceso a las armas en ese país", dijo Miranda.

"Por eso hay que reafirmar nuestro compromiso con estos tres frentes en Puerto Rico y unirnos con nuestra diáspora y al pueblo estadounidense para continuar dando pasos de avance en la dirección de la equidad".            

Roberto Padua, subsecretario del Departamento de Estado de Puerto Rico, dijo en una entrevista telefónica que su agencia está ayudando a las familias a regresar los cuerpos de sus seres queridos a la isla.       

Indicó que las autoridades no saben todavía cuántos funerales se realizarán en Puerto Rico, pero dijo que varias familias han solicitado apoyo.         

La noticia de la balacera ya había ocasionado un angustioso luto en lugares como Ponce, una ciudad en la costa sur de la isla que fue residencia de cinco de las víctimas de la masacre del domingo. Dos de ellas estaban de vacaciones, mientras que tres se habían mudado en años recientes.    

"Eran gente determinada, trabajadora, honesta, sincera y afable, que ganó todo lo que logró", dijo Sullymarie Sosa, una residente de Ponce que conocía a las víctimas a través de un grupo de baile al que pertenecían en esa ciudad.            

La masacre fue un golpe particularmente duro para la comunidad LGBT de Ponce. Muchos conocían a las cinco víctimas, algunas de las cuales se habían mudado a Orlando en busca de trabajo y para huir de una crisis económica que ha provocado el mayor éxodo de isleños al continente en décadas.                    

Muchos, como Leroy Valentin, de 25 años, eran músicos o bailarines. Valentin había tocado en la banda municipal de Ponce durante 10 años y era miembro de un cuerpo de baile. Su música preferida era el reggaetón y era fanático de la cantante pop Christina Aguilera. Se había mudado a Orlando dos años atrás, pero había realizado una visita sorpresiva a Puerto Rico hace un par de meses, dijo su amigo Eduardo Pacheco.               

"Era una persona humilde y amable que le gustaba ayudar a los demás y era respetuoso", agregó Pacheco.     

Pacheco estuvo entre más de 200 personas que se congregaron en una plaza histórica en Ponce para recordar a las víctimas de Omar Mateen, quien abrió fuego en el club con un fusil semiautomático AR-15 y una pistola.            

La masacre motivó que el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, declarara una jornada de luto para el viernes.              

"Espero que este incidente desgraciado nos vuelva más conscientes de la importancia de erradicar el odio en todas sus manifestaciones", dijo el mandatario. "Que Dios nos dé fuerza, paz y serenidad en este momento amargo".    Pedro Julio Serrano, un conocido activista por los derechos gay, dijo que su "corazón está hecho pedazos".                 

"Esto golpea muy de cerca el corazón de la comunidad LGBT puertorriqueña. Es una tragedia indecible y pudiera haber sido cualquiera de nosotros", dijo Serrano a la Associated Press poco después de volar a Orlando para consolar a sus amigos.     

"Tenemos miedo", comentó. "Esto nos aterroriza, pero no vamos a vivir con temor". Desde hace años, miles de puertorriqueños van a Orlando y otras poblaciones del centro de Florida en busca de trabajo. A medida que se agrava la crisis financiera de la isla, el flujo ha aumentado, incluso de ciudadanos LGBT, dijeron activistas.             

"La mayoría se fue en busca de un futuro mejor", dijo Ruiz. "Desgraciadamente, perdieron la vida. Ahora debemos luchar para que no haya sido en vano. Que esto nos dé fuerzas como comunidad".