viernes, 15 de abril de 2016

LOS MINA; Residentes afligidos por triple tragedia.


Los residentes del sector Los Barrancones, en Los Mina, aún no asimilan que Andy Lantigua Monegro, alias Cocolo, de 33 años, un hombre que aseguran era sumamente tranquilo y callado, haya ahorcado a sus dos pequeños hijos, Anderson Lantigua Jiménez, de 4 años, y Andris Lantigua Jiménez, de 3, y que luego utilizara el mismo método para quitarse la vida.

El ebanista David Martínez, alias Kiko, quien fue la persona que rompió la puerta de la casa donde estaban los tres cadáveres, cuenta que su amigo Andy Lantigua era una persona muy callada y que siempre se preocupaba por el bienestar de sus hijos, pero que desde hace algunas semanas estaba algo pensativo, pero nunca expresó lo que le pasaba. “Cocolo se comportaba bien. Era una persona sumamente callada y que no hablaba con nadie. Desde que llegaba de trabajar se ponía a hacerles comida a sus dos hijos. Primero vivía con el varón y hace casi un mes trajo a la niña de San Pedro de Macorís, donde vive Sory, su ex pareja y madre de los niños”, dice. Cuenta que Cocolo y Sory vivían juntos en San Pedro, pero “tuvo un problema con el hermano de su ex pareja. Quizás por eso fue que él vino para acá”. Dice que cuando llegó a Los Mina vivía con su hermana. Después llegó Sory y alquilaron una pequeña casa. Ella duró como un mes viviendo con él, después se fue con la niña y nunca volvió.  

“Un día él me pidió un minuto para llamar a Sory y saber de la niña. Me dijo que la repuesta de ella fue: ven a buscar a la niña, porque no quiero nada que me recuerde a ti. En Semana Santa Cocolo trajo a la niña y todo comenzó a cambiar. Se notaba diferente y vivía llorando”, expresa. Narra que cada vez que Sory llamaba a Cocolo comenzaba a llorar y decía que ella lo tenía harto molestándolo, que no lo dejaba tranquilo. Incluso, dijo que un compañero de trabajo de Cocolo le comentó que siempre relajaban en el trabajo, y que desde hace algunos días no quería bromear con nadie “siempre estaba callado y llorando”.

Dice que tratando de animarlo le dijo que no le hiciera caso a eso, que como era un hombre joven podía buscar otra mujer que le ayudara a criar a sus hijos. La mañana del miércoles un vecino de Kiko lo llama preguntándole por Cocolo, porque él todos los días dejaba a sus hijos en su casa para que su mujer los cuidara y ese día no lo había hecho.

“Le dije que no lo había visto y ahí terminó la conversación. A las 6 de la tarde el hombre vuelve a preguntarme por Cocolo y le dije que todavía no sabía de él”, dice.

El homicida- suicida dejó una carta en la que pide perdón a sus familiares y explica que tomó la decisión porque tenía muchas deudas y no quería que sus hijos pasaran trabajo. Se supo que sus restos serán velados en La Vega, de donde era oriundo.