“Fue muy estresante, esos vientos eran tan impredecibles”, comentó a los reporteros del canal Discovery -que transmitió la hazaña en vivo para 219 países- luego de haberse enfrentado a ráfagas de cerca de 70 km por hora que se escuchaban claramente golpear los micrófonos que llevaba incorporados.
La cuerda de acero se extendía a lo largo de la garganta del río Little Colorado, en el parque nacional indígena Navajo en Arizona (suroeste de Estados Unidos), en el extremo este de la falla geológica.
“Jesús, gracias Jesús, gracias Señor (…) ayúdame a relajarme, Señor, gracias padre; Dios, eres tan bueno; cuánto te amo, Jesús”, se escuchaba a Wallenda repetir, en una continua oración, mientras avanzaba lentamente desafiando el viento y la altura.
“Los vientos son mucho peor de lo que esperaba”, dijo unos seis minutos después de iniciar la caminata. “Gracias Señor, gracias canal Discovery por creer en mí”, agradeció cuando ya había cumplido tres cuartos del trayecto.
En un estresante momento a medio camino, Wallenda pareció perder el equilibrio y se acuclilló para recuperarse. Agradeciendo a Dios, reemprendió la caminata unos segundos después.
A diferencia del año pasado, cuando rompió su séptimo récord mundial al caminar las cataratas del Niágara sobre una cuerda, esta vez Wallenda no llevó un arnés ni ninguna malla de protección que pudiera protegerlo de una caída.
“Tienes 16 minutos sobre la cuerda, vas bien”, dijo desde tierra firma su padre, quien mantuvo una continua conversación con el acróbata durante la hazaña.