Por los predios del Heat de Miami suena un estruendoso “Mayday” que retumba por todas las esquinas y la esperanza es que sea LeBron James quien responda puntualmente al pedido de socorro.Los campeones deben ganar esta noche o de lo contrario su reinado estará al borde de un espuelazo para ser historia con un San Antonio deseoso de aplicar ese golpe.
El cuatro veces Jugador Más Valioso ha tenido juegos tímidos, aunque en el segundo de la final fue el distribuidor que Miami necesitaba, y un tercer encuentro para el olvido, con categoría de pesadilla.
Gregg Popovich ha encontrado la forma de evitar que se coloque de espalda al aro, que penetre con la fuerza imparable que posee, y los resultados han sido más que provechosos para los Spurs. Es la primera vez en mucho tiempo que no se ve a LeBron siendo LeBron.
Ese es un crédito para Kawhi Leonard y el escuadrón encargado de rodear a James como si fuesen un enjambre implacable.
La postemporada es de las estrellas y el principal astro de Miami es LeBron. Sus seguidores podrán buscar cualquier argumento de defensa: que juega para el equipo, que confiar en sus compañeros, entre otros elementos de los cuales no dudo y valoro.
Pero el momento es para separar a los hombres de los muchachos y todo recae sobre el jugador que se conoce como “El Rey”.
Los superhéroes tienen la particularidad de tener dos personalidades. Clark Kent es el tímido reportero que al cambiarse a Superman derriba todo. El Heat necesita que James se ponga la capa o se empezará a escribir el epitafio.
O pasa de técnico a rudo o el funeral de Miami estará al doblar la próxima esquina de San Antonio.
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