Hace 13 días que el Gobierno anunció el reforzamiento del patrullaje preventivo y controles hacia los motoristas, además de cambios dentro de la Policía Nacional.Una noticia que, lejos de crear expectativas, básicamente fue la repetición de una receta con resultados que a la gente no convence.
Avisar medidas tendentes a aumentar el patrullaje se ha vuelto una costumbre por coyuntura. Esta vez, el anuncio se produjo luego de que se volvieran viral dos videos, uno del momento en que dos mujeres acompañadas de sus niñas fueron atacadas por delincuentes en el Ensanche Esperilla y otro de una señora, con escopeta en mano, que espantaba a los que intentaron asaltarla en el parqueo de su residencia del Ensanche Quisqueya. A eso se le sumó el asalto al banco Ademi en La Vega.
En un ejercicio de memoria podemos recordar que en agosto pasado el gobierno de Danilo Medina cambió al jefe de la Policía Nacional (Nelson Peguero Paredes en lugar de Manuel Castro Castillo), nombró nuevos directores e inició el patrullaje mixto, días después de que el país viviera una serie de sorprendentes asaltos, entre ellos a dos sucursales bancarias con la diferencia de una semana –23 y 30 de julio del 2015-.
Remover cargos en la Policía y llevar a las calles un patrullaje de policías acompañado de militares son acciones de Medina, que se remontan a la gestión de Leonel Fernández, cuando en 2005 se enfrentaba a un escenario de delincuencia similar. Y tienen su origen en los mandatos de Joaquín Balaguer.
La sociedad dominicana no ve en el patrullaje una solución, tan siquiera a corto plazo. Se entera de que el Gobierno anuncia refuerzos en el patrullaje y, paralelamente, observa perplejo cómo esa sensación de inseguridad toca los espacios más íntimos y, aparentemente, seguros. El mejor ejemplo fue la turba que el pasado lunes destruyó un área del hospital municipal de Navarrete, Santiago, y golpeó a su vigilancia. Un día después del incidente, el personal de salud hizo una vigilia y paró sus labores, en demanda de mayor custodia. Las enfermeras dijeron que ese no fue el primer caso de agresión a su recurso humano.
¿Cómo reacciona la sociedad?
El recelo ante las medidas gubernamentales para enfrentar la inseguridad es, aparentemente, lo que ha hecho que los ciudadanos se manifiesten con protestas y en muchos casos asuman de juez o policía. Una movilización reciente fue el pasado martes en Cristo Rey. Familiares y amigos del joven Estiven Javiel, de 21 años, muerto supuestamente por un raso que está prófugo, pedían con un encendido de velas esclarecer el homicidio.
Otro buen ejemplo ocurrió el pasado 15 de junio, cuando los moradores del sector Las Caobas, Santo Domingo Oeste, atraparon a dos presuntos ladrones y los amarraron, hasta que una patrulla policial llegara y se los llevara.
Esos dos tuvieron suerte. Porque Julio de los Santos fue enviado a emergencia por una multitud que lo apuñaló en el abdomen, el tórax y cuello, el 12 de este mes en el paraje Lo Aguacates -cerca de la circunvalación de Santo Domingo-. Fue la turba que lo encontró primero que las autoridades, pues el hombre estaba siendo buscado desde el 18 de marzo, bajo la acusación de haber descuartizado a su expareja Yerubi Ruiz, en La Finquita, kilómetro 22 de la autopista Duarte.
El Departamento de Información y Estadísticas de la Policía Nacional ha registrado, entre los años 2013 al 2015, alrededor de 65 casos de muertes por linchamientos.
No bajaron las muertes “por delincuencia”
Los cinco informes del Observatorio de Seguridad Ciudadana de República Dominicana (OSC-RD), que reúne las estadísticas sobre muertes violentas, arrojan que desde el 2011 al 2015 han ocurrido 10 mil 264 homicidios, con una tendencia a la baja de 2,517 muertes en 2011 y 1,675 en el 2015. Si usamos la cifra estandarizada que utiliza el Gobierno para determinar el impacto de sus políticas en la lucha por preservar la seguridad ciudadana y que sirven de parámetro de comparación con otros países, podemos concluir que las muertes por homicidio bajaron del 2012 entre 22 y 24 por 100 mil habitantes a 17 homicidios por 100 mil habitantes, en 2015. Sin embargo, las estadísticas de muertes por “delincuencia” en OSC-RD no muestra el mismo comportamiento tendente a la baja, como la cifra de homicidios por 100 mil habitantes: en 2012 hubo 624 muertes por “delincuencia” y en el 2013 y 2014 hubo una reducción de 540 a 467, respectivamente. Pero en el 2015 hubo 516 muertes por delincuencia, 49 muertes más que el año anterior. Una encuesta de la firma CID-Gallup publicada el 19 de marzo arrojaba que República Dominicana tenía el porcentaje más alto de hogares víctimas de la delincuencia, con un 25%, seguido de Honduras (24), Guatemala (23) y El Salvador (23).