Este lunes se cumple el quinto aniversario del devastador terremoto en Haití en medio de una crisis política derivada de la incapacidad de sus líderes para celebrar unas elecciones municipales y legislativas que son aplazadas desde hace tres años.
El terremoto de magnitud 7,0 del 12 de enero de 2010 mató a más de 200.000 personas, y dejó sin techo a más de un millón, que se vieron obligadas a dormir en campamentos de chozas de lona, cartón o láminas.
Una epidemia de cólera siguió a la catástrofe, golpeando aún más a la más pobre de las naciones del hemisferio Occidental.
Hoy en día, algunos de los lugares más afectados en la capital Puerto Príncipe han cambiado dramáticamente y la mayoría de los terrenos están limpios de escombros. Sin embargo, miles todavía luchan por sobrevivir en medio de pobres condiciones de vida.
La Organización para las Migraciones dicen que si bien el 94 por ciento de los desplazados internos ha dejado los campamentos y otros sitios temporales, unos 80.000 haitianos todavía viven “sin un techo apropiado sobre sus cabezas”.
Miles de millones de dólares fueron comprometidos a la recuperación de Haití, pero el gobierno se queja de falta de fondos para explicar el lento paso de los trabajos de reconstrucción.
El aniversario también coincide con el vencimiento del plazo que se dieron los representantes de los tres poderes del Estado hace un año, cuando firmaron un pacto en el que establecieron una serie de compromisos con el fin de allanar el camino hacia las elecciones pendientes, entre ellos, prolongar los mandatos de los diputados hasta el 24 de abril y de los senadores hasta el 9 de septiembre.
De no haber cambios, el poder Legislativo tendría que ser disuelto y el Ejecutivo tendría que gobernar mediante decretos.
Casi a diario, los opositores salen a las calles de la capital para exigir la renuncia del presidente del país, Michel Martelly, y la celebracion de elecciones.