martes, 16 de septiembre de 2014

BALAGUER le dobló el pulso a Falconbridge hace 28 años.


Con una inesperada medida que suspendió los embarques de ferroníquel a la Falconbridge, en 1986, el presidente Joaquín Balaguer obligó al presidente de la minera en Canadá a ceder en unas negociaciones para que el Estado dominicano comenzara a recibir los beneficios por concepto de las exportaciones del mineral.

En un hecho desconocido por los dominicanos, el presidente Balaguer le apretó “la yugular” a la empresa canadiense hasta el extremo de que obligó al presidente de la multinacional a viajar de emergencia al país para llegar a un acuerdo cara a cara con el jefe de Estado.

La historia fue revelada por el entonces secretario de Estado de Finanzas, licenciado Roberto Martínez Villanueva, actor de primer orden en las negociaciones, que ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo favorable para los intereses de República Dominicana, informó al presidente Balaguer que las negociaciones habían llegado a un punto muerto por la intransigencia de la minera que cada año alegaba pérdidas para justificar la no entrega de beneficios a su socio local, el Estado dominicano.

Martínez Villanueva contó la versión acompañado de otros cuatro antiguos funcionarios de los gobiernos reformistas que hablaron de sus vivencias, tanto en serio como en broma, durante la mesa redonda “Historias de Joaquín Balaguer”, con motivo del 108 aniversario del nacimiento del fundador del Partido Reformista organizada por el periodista José Pimentel Muñoz en el foro Pedro Mir, de Librería Cuesta.

La doctora Rosy Pereyra Ariza, los licenciados Joaquín Ricardo, Rafael Vidal Martínez y Roberto Martínez Villanueva y el ingeniero Federico Antún Batlle contaron una serie de experiencias con Balaguer que fueron recibidas con gran satisfacción.

A ellos se unieron con apuntes diversos los doctores Manuel E. Valdez Guerrero, oftalmólogo, y Héctor Mateo, cardiólogo; Rosa Domínguez, secretaria de Balaguer por algún tiempo, Cristóbal Pérez Siraguza, funcionario en el aeropuerto internacional Las Américas; Andrea Heyaime, dirigente reformista en Nueva York, y Andrés Moreta Damirón, cónsul en Puerto Rico.

El exsecretario de Finanzas, Martínez Villanueva, reveló que en una oportunidad estuvieron trabajando por tres meses la negociación con la minera Falconbridge, la cual, estimó, “ha arrojado centenares de millones de dólares en beneficios de esta sociedad y es de las grandes contribuciones que el doctor Balaguer ha dejado a las generaciones que le han sucedido”.

Observó que esa negociación “fue terriblemente dura; jamás -aún en la época de Trujillo, que es cuando Falconbridge viene por primera vez al país -en 1956- había el Estado dominicano recibido un centavo. Siempre perdía la compañía minera y el Estado no podía recaudar”. Añadió que el doctor Balaguer se decide a cambiar ese esquema y luego de varios meses de conversaciones diarias el juego se tranca al final de la negociación. “Le reporto al presidente Balaguer la situación. Le digo mire lo que ha pasado. Eso ya ha llegado a un punto donde no podemos continuar”. Martínez Villanueva agregó: “Me dice Balaguer: ‘entonces terminaste?’ Le digo sí, no podemos continuar. No dijo nada.

Al día siguiente emitió sorpresivamente un decreto disponiendo un embargo sobre las exportaciones de ferroníquel por el puerto de Haina. Sencillamente a la compañía se le cortaba la yugular.

“A las diez de la mañana recibimos un aviso desde Canadá de que venía al país en su avión privado el presidente de la Falconbridge, con sede en Toronto. Fue recibido en el aeropuerto y se le condujo al Palacio Nacional. A los diez minutos estaba en presencia del doctor Balaguer. Sencillamente lo recibe con toda cortesía y discutimos los asuntos técnicos. Luego de varias horas de debate, cede, y acepta los planteamientos del gobierno dominicano a sabiendas de que el pie en la yugular de la compañía lo tenía Joaquín Balaguer.

“Efectivamente, al ceder se planificó la ceremonia en que al día siguiente en un acto solemne en el Palacio Nacional se dio paso a la nueva situación financiera, al nuevo régimen fiscal con la compañía minera”. Al finalizar, el presidente de la Falconbridge, un canadiense irlandés, se para y de repente le dice: ‘señor Presidente, usted ser muy duro para ser poeta’.

“Evidentemente en el avión cuando venía al país le dieron todo el background del hombre (de Balaguer); este es un poeta, este es un hombre suave, pero no era realmente así”.