Después de dos semanas de misterio, el avión de Malaysia Airlines sigue sin aparecer, pero las autoridades de Malasia comunicaron este lunes que cuentan con la información suficiente para confirmar que la nave cayó al fondo del océano y que, por lo tanto, ninguna de las 239 personas que viajaban a bordo sobrevivieron.
Las búsquedas se concentrarán ahora en las cajas negras, donde están guardados los movimientos y las conversaciones de la cabina, claves para comprender cómo y por qué sucedió la catástrofe.
Estados Unidos será uno de los encargados de las operaciones.
¿Cómo será esa misión? El primer paso es recurrir al sistema de localización que tienen las mismas cajas negras, cuyo verdadero color es naranja.
Estos dispositivos emiten señales de posición ni bien entran en contacto con el agua. Sin embargo, hay tres dificultades con las que se toparán los expertos. La primera es que el rango de la señal es limitado a 25 kilómetros a la redonda; la segunda, que las aguas del océano Índico tienen una profundidad media de 4.200 metros, las mayores del globo. El tercer problema es que el sistema se desactiva a los 30 días.
El sistema de localización de las cajas negras se desactivará en 13 días
De esta forma, los enviados de la Marina deberán limitar con sumo cuidado el área de operaciones y establecerse un punto posible de impacto en el mar.
Aquí se plantea una cuarta dificultad: las intensas corrientes marítimas, que pueden provocar el desplazamiento del fuselaje del MH370, que desapareció el 8 de marzo. Eso fue lo que les pasó a los investigadores de Australia y de China que habían avistado posibles restos del avión, pero al dirigirse a la zona no pudieron hallarlos.
Pero en caso de que las cajas negras dejen de emitir señales, la alternativa será recurrir a una tecnología más sofisticada y cara.
De acuerdo con el periódico El Confidencial, la primera posibilidad es utilizar tecnología sonar, algo que ya se está planteando el gobierno malasio. Este aparato se sirve del sonido para detectar objetos en las profundidades marinas, dibujando una especie de mapa con las señales.
Si el fondo submarino es demasiado abrupto, los llamados vehículos autónomos submarinos –la mayoría de ellos también equipados con dispositivos sonar– se convierten en la mejor opción. No obstante, los expertos ya lo han advertido: con los factores climáticos, los fuertes vientos y su consecuente oleaje y las características del océano, la búsqueda podría tomar años.
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