A raíz de la suspensión de 105 partidos por el uso de anfetaminas que fue objeto el dominicano Miguel Tejada el pasado sábado por parte del comisionado de las Grandes Ligas Bud Selig, y la posterior declaración del dominicano en el sentido de que usaba Adderall, un estimulante del sistema nervioso central (nervios y cerebro) y supresor del apetito, para contrarrestar los efectos del "Desorden de Déficit de Atención (ADD por sus siglas en inglés)", del cual padece en los últimos cinco años y que, según Tejada, tenía el permiso de los médicos de Grandes Ligas.
No obstante, el propio jugador admitió que el permiso para usar dicho medicamento expiró el pasado 15 de abril.
"Mi último permiso expiró el pasado 15 de abril y no quisieron extenderme otro. Yo sabía que sin permiso me arriesgaba a romper las reglas, pero al mismo tiempo, no podía dejar de usar el medicamento porque sufro de Desorden de Déficit de Atención (ADD por sus siglas en inglés). No es un vicio, es una enfermedad”, manifestó el llamado "Pelotero de la Patria".
De acuerdo a su declaración, ese Adderall le servía para controlar una especie de Desordende Control de su Concentración, también para controlar su peso, y naturalmente para darle un poco más de consistencia.De acuerdo a su versión, ofrecido a Enriquito Rojas vía telefónica, él tenía 5 años consumiendo la pastilla, pero desde abril 15 de este año la MLB le dijo “no más”, y no le “renovaron el permiso”. Dicen, además, que hay más de 100 jugadores de grandes ligas “autorizados” para consumir Adderall, y por ahí vamos.
Lo otro relevante lo dijo Tejada de la forma siguiente: “yo decidí continuar su consumo, aún a sabiendas de que estaba violando las reglas”. ¿Cómo así, era consumidor sabiendo que estaba haciendo lo mal hecho y que corría el riesgo de ser atrapado y sancionado? Poco comprensible eso, tratándose de un tipo maduro, de su edad, y sin necesidad de violar leyes porque ya tiene fama y fortuna, de la grande.