Los católicos neoyorquinos no son los únicos emocionados por la posibilidad de ver, aunque sea unos segundos, al máximo líder de la Iglesia Católica.
Los comerciantes de la Gran Manzana también están entusiasmados por lo beneficios que les puede dejar la visita papal.
En vidrieras de tiendas, en mesas de vendedores ambulantes y hasta en los restaurantes, la figura del Papa Francisco está presente, lo que podría ayudar a muchos comerciantes a “hacer su agosto” en septiembre.
Figuras del Pontífice, incluyendo esas en que se le mueve la cabeza (bobblehead), banderas del Vaticano, botones con la foto de Francisco, camisetas, y un sinfín de otros suvenires, incluyendo botellitas con supuesta agua bendita, han inundado varias zonas, principalmente aquellas aledañas a donde habrán eventos con el Papa.
Hasta las tiendas 7-Eleven están vendiendo un muñeco de trapo de Francisco por $20.
En la Catedral de San Patricio, donde el Santo Padre ofrecerá una misa esta tarde, en su primer evento en la Gran Manzana, también se comercializan tazas para el café, rosarios, velas y una moneda dorada conmemorativa de la visita.