domingo, 2 de agosto de 2015

Venta de agua, una industria creciente detrás de la ineficiencia del Estado.


SANTO DOMINGO.- “Por aquí hay mucha gente sin agua. A mi casa no llega desde abril”, expresa con preocupación Elsa Contreras, residente en el barrio Simón Bolívar, parte del cordón de la pobreza que bordea la ribera del río Isabela. Ante la escasez nacional del líquido, los comunitarios han tenido que “ingeniárselas” para poder llenar sus depósitos y realizar sus actividades diarias.

La ineficiencia del servicio obliga a que ninguna casa o edificio se planifique sin incluir la construcción de una cisterna o la compra de una “bomba” de agua y un tinaco. En sectores menos pudientes se reciclan tanques, latas de aceite, galones y cualquier utensilio que sirva para almacenar cuando “llegue el agua”.

La señora Contreras explica que varios vecinos del sector tuvieron que reunir dinero y comprar dos bombas sumergibles y de esta manera obtener el líquido, desde igual cantidad de pozos subterráneos. “Pasamos mucho trabajo, por eso nos unimos”, cuenta la mujer de 54 años de edad, ante el pobre abastecimiento que reciben estos sectores por parte de la Corporación de Acueductos y Alcantarillados de Santo Domingo (CAASD).

Agrega que adquirió una pequeña planta eléctrica, con la ayuda de una hija que se fue a vivir a los Estados Unidos, porque de otra manera se le hacía casi imposible lidiar con sus quehaceres de ama de casa. “En el sector Simón Bolívar la luz y el agua no se juntan”, expresó.

Un apocalíptico pronostico ofrecido el pasado 28 de julio por el director del Instituto Nacional de Agua Potable y Alcantarillados (INAPA), Alberto Holguín, de que a la provincia Santo Domingo le restan solo 30 días de abastecimiento de agua, en caso de que no llueva, alerta sobre la gravedad de la sequía.

De cumplirse esa profecía, los camiones cisterna se convertirían en una especie de oasis andantes que podrían incrementar, dada la escasez, los 1, 400 pesos promedio que se paga por un tanque con capacidad para mil galones.