El atleta Oscar Pistorius fue declarado hoy culpable de homicidio por matar a disparos a su novia, la modelo Reeva Steenkamp, delito por el que podría ser condenado a una pena máxima de quince años de prisión.
La jueza del caso, Thokozile Masipa, terminó hoy de leer el veredicto en el Tribunal Superior de Pretoria, donde comenzó ayer su exposición, y anunció que hará pública la sentencia el próximo 13 de octubre.
Pistorius evita de esta forma la cadena perpetua que habría recaído sobre él por un delito de asesinato -como pedía el fiscal-, pero parece poco probable que vaya a eludir la prisión, aunque aún exista la posibilidad de una suspensión de la sentencia que le dejaría en libertad.
Masipa considera probado que, en la madrugada del 14 de febrero del pasado año, el corredor disparó deliberadamente a través de la puerta del cuarto del baño de su vivienda de Pretoria, aunque sin intención de matar a la persona que había tras ella.
De esta forma, el Tribunal acepta en parte la versión de los hechos del acusado, que asegura que lo
hizo presa del pánico pensando que un ladrón había entrado en su casa, pero no secunda que apretara el gatillo de forma accidental.
Pistorius pudo pedir ayuda por teléfono o en la calle, pero eligió coger su arma, aproximarse a la puerta del cuarto de baño y abrir fuego.
Actuó de forma "negligente" y "culposa", condiciones que, según la jurisprudencia sudafricana, caracterizan el delito de homicidio.
La jueza insistió hoy en que no cabe condenar al acusado por asesinato, ya que no ha quedado suficientemente probado que su intención fuera la de matar.
El veredicto que recayó sobre el corredor -que tiene las dos piernas amputadas desde que tenía 11 meses por un problema genético y corre sobre prótesis de carbono- suscitó reacciones encontradas.
El tío del velocista y cabeza de familia, Arnold Pistorius, se mostró "agradecido" a la jueza por haber establecido que el deportista nunca quiso matar a Steenkamp, e insistió en que su clan ha creído desde el primer momento en la inocencia de quien se convirtió en un símbolo mundial de superación.
