Benedicto XVI se despidió hoy de los obispos y sacerdotes de su diócesis, Roma, a los que dijo que, aunque renuncia al papado y quedará "oculto para el mundo", siempre estará unido a ellos en las plegarias.
"He notado siempre vuestra presencia física y, aunque me retiro para rezar, sé que siempre estaréis cerca de mí, aunque para el mundo permanezca oculto", afirmó el papa ante el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini; los obispos auxiliares y varios centenares de sacerdotes de la diócesis romana, cuyo titular es él como Obispo de Roma.
El encuentro, celebrado en el Aula Pablo VI del Vaticano, estaba previsto antes de que Benedicto XVI anunciara el pasado día 11 que renunciará al papado el 28 de febrero; por eso adquirió hoy un significado mayor, ya que ha sido la última vez que se reúne con toda su diócesis.
El cardenal Vallini así lo entendió y en su discurso, durante el que se le vio muy emocionado y se le saltaron las lágrimas, dijo que en estos momentos tenían una "mezcla de sentimientos: tristeza y respeto, admiración y añoranza, afecto y orgullo".
El purpurado destacó la personalidad de Benedicto XVI, de quien resaltó su humildad y que nunca "se ha echado para atrás".